Hoy respondía a la duda de un amigo que me preguntó qué
significaba “16nm” en esta publicación sobre la próxima gama de tarjetas gráficas NVidia y me di cuenta de que la Ley de Moore, un
archiconocido amigo de los informáticos puede no ser totalmente de dominio
público así que he decidido retratarla en esta entrada improvisada del blog como una
introducción al mundo de las nuevas tecnologías que, para muchas personas, es
casi magia.
Gordon Moore es el cofundador de Intel y, aunque estamos
acostumbrados a que todos los que formulan leyes lleven tiempo criando amapolas
sobre sus sepulcros, en este caso sigue vivo y a sus 87 años se mantiene
sentado sobre un trono hecho de billetes pegados entre sí (al menos así está en
mi imaginación). También es conocido como “El alcalde de Silicon Valley” por su
impulso de la zona, algo así como Hollywood para los informáticos. Este buen
señor en 1965, cuando aún no tenía mayordomo ni un monóculo adornando sus hoy
multimillonarios rasgos, enunció la llamada “ley de Moore” que da título a esta
entrada y que dice algo así como: "Cada 18 meses, se va a duplicar el número de
transistores que cabe en un procesador". Esto probablemente os sonará a chino si
sabéis tan poco sobre la informática como espero (a menos informáticos, más
trabajo para mí) así que me explicaré de la forma más sencilla posible.
Un transistor es algo así como el señor más pequeño que vive
en vuestro ordenador y que trabaja para cumplir vuestros deseos. Es,
simplificando mucho las cosas, el componente electrónico más pequeño que
hace
algo útil para nuestro ordenador. Como podréis imaginar siempre será
mejor que
haya dos señores trabajando a que haya uno. Pero no es esto lo único
bueno de
que los transistores sean más pequeños, también al reducirse su tamaño
se
reduce la distancia que tiene que recorrer la electricidad, se pueden
separar
más componentes así que se calienta menos todo el cacharro y como
colofón para
la crisis actual, el aparato gasta menos energía al tener menos
superficie que alimentar, porque no es lo mismo dar de comer a un bebé
que mide 50 centímetros que a un nini de 34 años.
La ley de Moore en cifras |
Para aclarar un poco las cosas, lo que comentaba en el primer
párrafo nombrando la cifra “16nm”, significa la anchura mínima en nanómetros con
la que se puede fabricar un transistor que funcione (mil millones de nanómetros
son un metro). Esta cifra además indica algo así como “dónde estamos” en la ley
de Moore. Pondré un poco de perspectiva: La anchura de la cola de un
espermatozoide son 20 nanómetros y el tamaño de las partículas del humo de
tabaco son 10nm. Para cerrar y que os hagáis una idea, si quisiéramos poner una
línea de transistores actuales (16nm) que midiese un metro, necesitaríamos 62 millones y
medio de transistores.
Los más audaces habrán deducido que la “Ley de Moore” no es
una ley al uso sino algo que podríamos titular como “la predicción de Moore”,
pero que curiosamente se ha venido cumpliendo desde el 65 (o al menos hasta 2015
cuando varios artículos afirmaban con fervor casi religioso que se habían
acabado las piruletas en el mundo de la miniaturización de componentes). Lo que nos lleva a la reflexión
final y colofón de mi segunda entrada: El sacrosanto varón Gordon E. Moore es cofundador del gigante de los
procesadores Intel, por lo que es inevitable hacerse la pregunta: ¿La
predicción que hizo Moore fue increíblemente acertada o Intel ha ido haciendo
que lo sea?
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