jueves, 31 de marzo de 2016

Life is Strange



Cuando abrí este blog me planteé que sería un espacio sobre la informática que intentaría no incluir videojuegos, libros, cómics o todas esas cosas, pero como decía el archidiácono en el jorobado de Notre Dame, “tú podrás engañarte a ti mismo…” y es que la cabra siempre tira hacia el monte. En realidad esta entrada no deja de ser un acercamiento de mi vida al público en general y no puedo dejar de admitir que las historias que consumimos, cuando son buenas, nos marcan.
Captura propia carente de spoilers

Tras esta intro justificándome, me resarciré hablando del último juego que he terminado hará escasa media hora y voy a intentar que aquellos que no visitan la tierra de los videojuegos a menudo se planteen una incursión fugaz a esta maravillosa industria de entretenimiento interactivo. ¿Por qué Life is Strange? Este año me he pasado juegos como Metal Gear Solid V, el maravilloso y ya clásico Grim Fandango o el recientemente estrenado niño mimado de Beteshda: Fallout 4, pero sin embargo, vengo a hablar del más desconocido de todos (relativamente desconocido, no nos volvamos locos) y es porque su formato es el más adaptado a las audiencias no acostumbradas a agarrar un mando (o ratón y teclado) y ponerse a jugar.

Life is strange es un juego pero a la vez no lo es, es una película interactiva, un entramado de historias que se entretejen modelando quien eres. Este juego te pone a controlar a Maxine Caulfield, una moza de 18 años que estudia para fotógrafa (¿quién dijo paro?) en una escuela en su ciudad natal, Arcadia Bay. Lo especial de esta joven es que descubre (a los 10 minutos de empezar el juego, no creáis que estoy spoileando) que puede rebobinar el tiempo de forma limitada. Si bien hasta ahora quizá no os llame el argumento o quizá que no os interese lanzaros a manejar a una chica con problemas de adolescente, que los tiene, os ruego que le deis una oportunidad. 

El juego se divide en 5 episodios cada uno de los cuales durará cerca de 3-4 horas. Es uno de esos juegos que te permite escoger qué decir y qué hacer de forma que al final, la historia es única para cada lote de decisiones. Sin ir más lejos, mi amantísima señora (AKA: mi novia) lo terminó antes que yo y ambos vivimos escenas completamente distintas, con personajes que desaparecían por culpa de nuestras decisiones. La narración (que no el punto de vista de la cámara) ocurre en primera persona y es tan característica y tiene tanta personalidad que al final no te queda más remedio que creerte una chica de 18 años que quiere mejorar el mundo. 

Otro punto positivo son sus personajes porque no son los clásicos monocromáticos y aburridos. Se les dota de capas, intereses, objetivos y rasgos que convierten a casi todos en memorables, les transforma en personas que viven y sienten. No termina aquí la cosa pues la historia está entrehilada (y te comes cada cipotazo argumental que da gusto) penetrándote el cerebro con cambios temporales, trasteando con teorías físicas de forma que no puedes evitar querer jugar al siguiente, siendo el capítulo 1 el único que termina de la forma más floja, sin pena ni gloria.

Aquellos que busquéis una jugabilidad desenfrenada y un gameplay frenético abandonad el barco, no es para vosotros porque este es un juego relajado, adulto y pausado, te sitúa en tesituras complicadas (en muchas decisiones me ha dejado tostado, analizando los pros, contras y posibles repercusiones de los actos de Max) y te pone en conversaciones que no tienen ese punto de autocomplacencia que tanto se lleva ahora y, en lugar de decirte lo que quieres oír, esta pieza te deja en un lugar incómodo y realista, vapulea tus sueños y esperanzas y te zarandea el corazón obligándote a escoger el menor de dos males, cuando ambas opciones son descorazonadoras.

Life is Strange de DontNod Entertainment es un juego ABSOLUTA Y SALVAJEMENTE INMERSIVO. Notad que no abuso de las mayúsculas (sólo de los paréntesis). La simple escena de un viaje en autobús con la música adecuada se convierte en una experiencia mágica que te introduce en Arcadia Bay, en el cuerpo de la joven Caulfield y consigue que se te parta el alma a cada decisión que ha de tomar. Para acompañar todo esto, la banda sonora es perfecta y está magistralmente integrada. Su único punto más flojo está en el apartado gráfico, aunque no solo de gráficos vive un gamer. En lo visual podemos tacharlo de aceptable sin hacer grandes aspavientos con los brazos (u otras zonas del cuerpo) y pasar a otro tema. Para finalizar, quiero recomendar que disfrutéis de un título que, a todas luces, es una obra de arte. Y concluyo con una pregunta: 
¿Cuál es el mejor juego que habéis jugado?

viernes, 18 de marzo de 2016

Software libre para unos, banderitas de Microsoft para el resto


¿Qué es el software libre y por qué diablos funciona?
Cuando la gente profana se imagina a un informático creando un programa, no sabe muy bien a qué atenerse, cómo hacemos esta clase de brujería que acaba resultando en una app de móvil, un programa de diseño o en una página web con más o menos porno. Lo que nosotros hacemos se llama programar y es simplemente dar instrucciones a un ordenador para que ocurran cosas secuencialmente bajo ciertas condiciones. Combinando miles, cientos de miles o incluso millones de instrucciones, se genera un programa más o menos útil y con más o menos bugs (Esos fallos que para el usuario parecen no tener solución y que nos amargan la vida a todos).
No he venido aquí para explicar cómo se hace un programa, pero para explicar qué es el software libre tengo que dar una perspectiva a los impíos que no abrazan la verdadera fe del código informático. Para los que saben un poco del tema, quizá hayan oído que Linux es software libre y que la gente sube su código a internet para que el resto lo usen. Todo eso es cierto, hoy en día es fácil subirlo a internet, pero el concepto viene de mucho antes. Ya en el 89 un hombre al que he tenido la fortuna de ver en directo y cuya cordura pongo en entredicho (porque va a conferencias disfrazado de monja, se descalza y subasta peluches) llamado Richard Stallman y, que por muy loco que esté, no deja de ser un gurú en su campo dijo que el software crece como una ciudad, de la forma en que la gente trabaja y necesita. Puede parecer anárquico, pero se va adaptando y sigue un propósito. Este mismo hombre creó el término “software libre” (free software) y que definió como el software que cumple TODAS las siguientes propiedades:

·  El software puede ser usado con el propósito que el usuario desee.
·  Cualquiera puede hacer copias del código.
·  Cualquiera (con conocimientos suficientes) puede modificar el software.
·  Si has hecho una modificación del programa y quieres distribuirla, puedes hacerlo.

—“¡Oh dios mío, Ismael, eres un hippy! ¿Cómo esperas que funcione algo así?”— pregunta una voz en mi cabeza. Muchos ponen en duda cómo podría mantenerse software con estas características, pero como diría Galileo: “Y sin embargo se mueve”. Sí, entiendo que puede parecer que no es un buen modelo de negocio que cualquiera tenga el código fuente de un programa o que alguien que no es programador no entienda las implicaciones de este tema así que contaré las bases del sistema de producción de programas y de amor llamado “Open source” o “Free software”.

Imaginemos que yo soy Microsoft, tengo mucho más dinero que ahora aunque dejo de ser una persona con principios. Yo he creado Windows y, por lo tanto, el código es mío y parece lógico y normal que no se lo enseñe a nadie si no quiero. Para mí que soy una multinacional, no hay ningún problema, nadie puede ver mi código y puedo insertar funciones maliciosas que espíen a mis usuarios en secreto, además aunque lo supieran no pueden modificarlo. Normalmente yo no haría esas cosas, porque tengo que dar la apariencia de que soy bueno, pero tendréis que creer en mi palabra.

El problema de esto, aparte de lo del software malicioso (que, como se llama malicioso, podéis imaginar que no es bueno) es la dependencia. Si una tienda contrata a una empresa de programación para que elaboren su software y tras un año su rendimiento no les convence, como sólo les han suministrado un programa ya procesado y no el código, no pueden modificarlo. Es decir, no pueden contratar a otra empresa para que siga el desarrollo y tendrán que atenerse a que Holgazanes S.A. es quien les proporciona el software ahora o tendrán que contratar a otra empresa para que empiece desde cero un programa nuevo. Esto puede parecer algo muy lejano, pero ocurre lo mismo con Windows XP. Muchos países están pagando a Microsoft para que continúe efectuando parches de seguridad al sistema, ya que ellos son los únicos con acceso al código fuente y a la posibilidad de modificarlo. Sin embargo, existe otra opción: Contratar a una empresa para que genere código libre y más adelante explicaré las ventajas e inconvenientes del código libre.

Gráfico sobre el software libre de GNU
Como último paso de esta definición voy a copiar un párrafo de la web de GNU, para que quede constancia de algo importante: "«Software libre» no significa que «no es comercial». Un programa libre debe estar disponible para el uso comercial, la programación comercial y la distribución comercial. La programación comercial de software libre ya no es inusual; el software libre comercial es muy importante. Puede haber pagado dinero para obtener copias de software libre o puede haber obtenido copias sin costo. Pero sin tener en cuenta cómo obtuvo sus copias, siempre tiene la libertad de copiar y modificar el software, incluso de vender copias".



¿Pero usamos mucho el software libre?
A vosotros os han contaminado con Whatsapp, Windows o Microsoft Office que son software privativo, otros utilizan Mozilla Firefox sin saber que es software libre (aquí está su código fuente), sin embargo el 70% de los servidores de internet trabajan con Linux y UNIX, que son software libre, el 50% de los teléfonos funcionan con Android, que también lo es (E IOS y MACOS, aunque no lo sean, están basados en software libre). Aparte de esto, quizá os suenen cosas como “Telegram”, “OpenOffice”, “LibreOffice” o “Blender”, entre otras. También hay muchas empresas privadas que toman código libre y lo añaden a sus programas, porque ¡eh, es libre! Un gran problema del software privado es que es como la droga, las empresas dan pequeñas dosis a las escuelas, universidades e institutos para hacernos dependientes, en toda universidad los ordenadores públicos llevan productos de Microsoft o Adobe.

Ventajas
·  Casi siempre es gratis, sin más vuelta de hoja. No hay publicidad, no hay intereses comerciales ocultos, nadie trafica con tus datos. Es gratis porque lo hace la misma gente que lo usa.
·  Si un proyecto tiene una buena comunidad de usuarios, como Linux, los bugs se corrigen antes.
·  No hay brechas de seguridad intencionales, pero si las hay accidentales, suelen detectarse antes, porque ve más el mundo entero, que los empleados de una empresa (y creédme que día a día MUCHA gente lee el código de Linux, sin ir más lejos los estudiantes de informática).
·  Estáis apoyando a los estudiantes. Todos los estudiantes del mundo tienen acceso al código para aprender de él.
·  Hay software libre para hacer prácticamente cualquier cosa que un software privado pueda hacer.

Inconvenientes
·  Si un proyecto es pequeño y no remonta o no se muestra útil, la comunidad de usuarios no lo respaldará, aunque sigues contando con las ventajas anteriores, podrás seguir teniendo un equipo de programadores que trabajen en él y, con un poco de apoyo de un Community Manager, puedes conseguir publicidad en redes sociales para que reciba apoyos.
·  La gente tiene miedo, no me miréis con esa cara de incredulidad. Cuando yo digo “Linux” y mi familia me mira como si estuviese cometiendo blasfemias y no deja de ser un sistema operativo como Windows, que usamos sin dudar todos los días y que introducimos a niños en él a diario. En el pasado de España hubo grandes proyectos de llevarlo a las aulas, como Molinux, Extrelinux o Galilinux (de las comunidades de Castilla-la Mancha, Extremadura y Galicia respectivamente), pero la falta de inversión y de conocimientos de los profesores hizo que se abandonaran.

¿Pero me conviene usar software libre?
Pues depende, voz en mi cabeza. Depende de quién seas y para qué lo vayas a usar. Pondré unos ejemplos:
·  Tienes una mediana o gran empresa y tu software proporcionaría ventajas competitivas a otras empresas. NO te conviene utilizar software libre.
·  Has comprado un ordenador por piezas, no viene con Sistema Operativo y me gusta probar cosas nuevas. Prueba un Linux, por ejemplo, Ubuntu que es GRATIS y para nada difícil de usar y si no te gusta, ya *ejem* compras Windows.
·  No existe un software como el que quieres en versión libre, pero sí en privada, y la licencia de uso es asequible. Adelante con ello, compra la licencia.
·  Estoy harto de que me salte el aviso de que mi Office no es original. Prueba LibreOffice, verás que es prácticamente lo mismo.

Al final, no deja de ser una decisión de cada uno qué productos usar y mucha gente cree que "software libre" significa que no hay ninguna economía alrededor de los productos, pero ahí tenemos a gigantes de la informática, como Red Hat o la antigua Sun Microsystems, fundaciones como la fundación Firefox y muchísimas empresas como Google, que creó Android como software libre, o todas las que ofrecen soporte técnico a empresas usuarias de Linux por una cuota anual. ¿Es la libertad algo bueno en la vida? Todos pensamos que sí. ¿Es la libertad en el software algo bueno? Sacad vuestras conclusiones.

lunes, 14 de marzo de 2016

La ley de Moore explicada para todos

Hoy respondía a la duda de un amigo que me preguntó qué significaba “16nm” en esta publicación sobre la próxima gama de tarjetas gráficas NVidia y me di cuenta de que la Ley de Moore, un archiconocido amigo de los informáticos puede no ser totalmente de dominio público así que he decidido retratarla en esta entrada improvisada del blog como una introducción al mundo de las nuevas tecnologías que, para muchas personas, es casi magia.

Gordon Moore es el cofundador de Intel y, aunque estamos acostumbrados a que todos los que formulan leyes lleven tiempo criando amapolas sobre sus sepulcros, en este caso sigue vivo y a sus 87 años se mantiene sentado sobre un trono hecho de billetes pegados entre sí (al menos así está en mi imaginación). También es conocido como “El alcalde de Silicon Valley” por su impulso de la zona, algo así como Hollywood para los informáticos. Este buen señor en 1965, cuando aún no tenía mayordomo ni un monóculo adornando sus hoy multimillonarios rasgos, enunció la llamada “ley de Moore” que da título a esta entrada y que dice algo así como: "Cada 18 meses, se va a duplicar el número de transistores que cabe en un procesador". Esto probablemente os sonará a chino si sabéis tan poco sobre la informática como espero (a menos informáticos, más trabajo para mí) así que me explicaré de la forma más sencilla posible.
Un transistor es algo así como el señor más pequeño que vive en vuestro ordenador y que trabaja para cumplir vuestros deseos. Es, simplificando mucho las cosas, el componente electrónico más pequeño que hace algo útil para nuestro ordenador. Como podréis imaginar siempre será mejor que haya dos señores trabajando a que haya uno. Pero no es esto lo único bueno de que los transistores sean más pequeños, también al reducirse su tamaño se reduce la distancia que tiene que recorrer la electricidad, se pueden separar más componentes así que se calienta menos todo el cacharro y como colofón para la crisis actual, el aparato gasta menos energía al tener menos superficie que alimentar, porque no es lo mismo dar de comer a un bebé que mide 50 centímetros que a un nini de 34 años.
La ley de Moore, fuente: Gizmodo
La ley de Moore en cifras
Para aclarar un poco las cosas, lo que comentaba en el primer párrafo nombrando la cifra “16nm”, significa la anchura mínima en nanómetros con la que se puede fabricar un transistor que funcione (mil millones de nanómetros son un metro). Esta cifra además indica algo así como “dónde estamos” en la ley de Moore. Pondré un poco de perspectiva: La anchura de la cola de un espermatozoide son 20 nanómetros y el tamaño de las partículas del humo de tabaco son 10nm. Para cerrar y que os hagáis una idea, si quisiéramos poner una línea de transistores actuales (16nm) que midiese un metro, necesitaríamos 62 millones y medio de transistores.
Los más audaces habrán deducido que la “Ley de Moore” no es una ley al uso sino algo que podríamos titular como “la predicción de Moore”, pero que curiosamente se ha venido cumpliendo desde el 65 (o al menos hasta 2015 cuando varios artículos afirmaban con fervor casi religioso que se habían acabado las piruletas en el mundo de la miniaturización de componentes). Lo que nos lleva a la reflexión final y colofón de mi segunda entrada: El sacrosanto varón Gordon E. Moore es cofundador del gigante de los procesadores Intel, por lo que es inevitable hacerse la pregunta: ¿La predicción que hizo Moore fue increíblemente acertada o Intel ha ido haciendo que lo sea?

sábado, 5 de marzo de 2016

Hola, Mundo!

Hola, posibles lectores, aunque si habéis alcanzado este punto podemos obviar el "posibles". Antes de comenzar, es menester hacer siempre las presentaciones ya que no quiero parecer descortés: Mundo, este es Ismael, un informático de los que afirma no saber nada de ordenadores, Ismael, este es el mundo, que te juzgará y lanzará objetos contundentes (piruletas, en el mejor de los casos).
Hechas las presentaciones hablaré un poco sobre el tema que mejor conozco: yo. Me llamo Ismael y soy un apasionado de los cómics, las series, los videojuegos, las películas y cualquier tipo de historia en cualquier formato audiovisual. También me gusta hacer metáforas más o menos absurdas y abusar de los paréntesis (lo que me he prometido que no iba a hacer en esta entrada). Hace tiempo que no escribo nada para ojos públicos y, en el pasado, cuando lo he hecho, he terminado trasvasando a Facebook mis pensamientos. El problema reside en que soy un informático y grandes empresas monolíticas acaudalando mi información me golpean como la realidad cuando te das cuenta de que ya no eres un adolescente risueño.
¿Qué encontraréis en este blog? Si todo va bien, asistiré al lector con la transición a este mundo 2.0  en el que nos ha tocado vivir. Empezaré contando por qué el título de esta entrada y en próximas entradas espero ir contando información relevante y datos curiosos sobre tecnología y otros temas que aún no he decidido si incluir en un blog de este estilo. Con respecto al título, aquí va:

"Hola mundo!"
Es común que lo primero que alguien aprenda de un lenguaje de programación es a imprimir algo por pantalla. Es la primera instrucción que cualquier programador conoce de un lenguaje y se utiliza mucho. Por ello, lo más normal es que en los ejemplos de programación se utilice como primera instrucción algo del estilo printf("Hello World!"); y se asocia "Hola mundo" al conocimiento más fundamental que un informático adquiere sobre un lenguaje de programación. Por ello, en alegoría a un viaje inesperado, con el permiso de Tolkien, he decidido comenzar así. Espero permanecer atento a este blog, para que no muera en la ignonimia de mi pereza y como he leído que siempre hay que terminar las entradas con una pregunta, aquí lanzo una, que al ser un blog casi privado me lanzaré a mí mismo: ¿Sobre qué debería escribir en próximo lugar?